El muralismo tiene una historia larga, gran representación de ello es Mexico, desde la Civilización Olmeca en el periodo prehispánico y en el periodo colonial, con murales principalmente pintados para evangelizar y reforzar la doctrina cristiana.
La tradición moderna tiene sus raíces en el siglo XIX, con el uso de temas políticos y sociales. El primer muralista mexicano en usar temas filosóficos en su trabajo fue Juan Cordero en la mitad del siglo XIX, a pesar de que él tuvo mayor trabajo con temas religiosos como la cúpula de la Iglesia de Santa Teresa y otras iglesias, el pintó un mural no tan religioso en el recinto de Gabino Barreda en la Escuela Nacional Preparatoria.
Con el objetivo de hacer parecer a México como Europa, se dejó fuera a la cultura de gente indígena ya que el gobierno sólo habían promovido imitaciones del arte europeo por lo que Atl y otros muralistas presionaron a su gobierno para permitirles pintar en paredes de edificios y escapar del formalismo. Atl organizó una exhibición de manera independiente donde artistas indígenas promovieron temas nacionales mexicanos con coloridos bocetos que más tarde aparecerían en el muralismo. La idea de expresar ideas políticas y sociales en murales influyeron a los artistas del momento en México y Estados Unidos, desarrollando de nuevos estilos como el Movimiento Chicano en el sur de Estados Unidos. Los murales suelen hallarse en edificios gubernamentales, iglesias y escuelas, siempre están cargados de gran connotación política y social.
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