En primer lugar, cuando el paciente entra en consulta se le hace una entrevista clínica que se desarrolla en un ambiente seguro y privado, con total empatía, respeto e implicación.
Se le hacen preguntas sobre cúal es el motivo de consulta, si existe alguna limitación/preocupación en sus actividades de la vida diaria. Se hacen preguntas detalladas sobre todas las funciones del suelo pélvico, para identificar si existen problemas que puedan estar contribuyendo a sus síntomas, para así elaborar un diagnóstico y orientar la exploración física y tratamiento. A demás, si fueran necesarios, se pasan unos test básicos (según la disfunción/patología) para hacer un buen seguimiento objetivo de la evolución del paciente.
En segundo lugar, antes de cualquier valoración física, explico el porqué es necesario explorar las estructuras, dónde se localizan, qué papel tiene en su disfunción del suelo pélvico y, de ser necesario una exploración intracavitaria del suelo pélvico, por qué lo hago. Todo ello, apoyado con modelos anatómicos y/o maquetas para que el paciente entienda bien el origen de su problema.
Una vez tenemos toda la historia clínica, realizamos una exploración física abdominal (cicatrices, diástasis...), del diafragma (patrón respiratorio, tensión muscular...) y de la región lumbo-pélvica (dolor lumbar, rectifación...). Toda esta información es imprescindible porque puede repercutir en la funcionalidad del suelo pélvico.
Y por último, una valoración del suelo pélvico que comprenderá la exploración visual y palpatoria, la valoración muscular, la estática de los órganos pélvicos y la exploración neurológica, tanto internamente como externamente.
Los exámenes se realizan únicamente con su consentimiento y su compresión de sus propósitos.
Toda esta información es necesaria para ver si el paciente necesita tratamiento o no y, seguir un plan de tratamiento totalmente individualizado para eliminar sus síntomas.
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