El inicio de todo esto viene desde hace mucho tiempo, desde que tengo razón de conciencia. Recuerdo que era muy pequeña y le preguntaba a mi madre por el origen de todo, me resultaba curioso como el ser humano había sido capaz de crear "el primer ladrillo" o de cómo se había ingeniado un avión que siendo de tal tamaño pudiese volar tan alto. Mi madre siempre intentaba explicarme el origen pero yo siempre iba más allá... quería conocer de dónde había salido ese material para fabricar ese primer ladrillo o cómo un hombre pudo pensar en construir un avión... ella siempre acababa teniendo respuestas para todo pero apenas me conformaba.

Por otro lado esta mi padre, un puro ejecutor del ingenio, cualquier cosa la aprovecha y es práctica en algún momento de la vida y si no tiene un elemento que necesita lo crea a partir de otros.

Tanto mi padre como mi madre son capaces de "crear algo de la nada" algo para mi prácticamente imposible, me centro en intentar averiguar el por qué de "esa creación" y de cómo se origina EL TODO.

Mi mayor enigma era el cuerpo humano: la máquina más perfecta existente. Recordaré toda mi vida cuando le dije a mi querida madre: "mami, desearía poder coger a una persona y abrirla, limpiarla con una manguera por dentro para quitarle toda la sangre y poder ver qué es lo que hay..." Entonces creo que mi madre pensaría en llevarme por momentos a un psicólogo infantil... pero nos dirigimos por el camino de la medicina y que esa fuese mi futura carrera.

Estuve muchos años investigando y cada vez necesitaba saber más sobre le cuerpo humano, me parecía fascinante, y cada vez tenía más claro que quería estudiar medicina para poder entender esta máquina maravillosa.

Bachiller fue algo tormentoso, había mucha competencia a nivel académico por conseguir una plaza en la Universidad de Medicina en Valencia. Yo siempre era optimista pero una serie de circunstancias hicieron que no pudiese alcanzar la nota y entrase en la carrera de Fisioterapia. Recuerdo la tristeza que había dentro de mi por no haber conseguido el sueño de mi vida, la decepción después de tanto sacrificio y tanto trabajo, para mi "no había servido para nada", tenía una nota verdaderamente buena y yo la consideraba mediocre.

Todo cambió el primer día de Universidad, entré en la Universidad de Fisioterapia sin valorar esa plaza, despreciándola y maquinando la posibilidad de entrar en la Universidad de Medicina hasta que empecé a escuchar a los profesores que presentaban la carrera. Mis oídos se abrieron de par en par cuando oí "Estudio de Anatomía con cadáveres"... muchos pensaréis que soy una sádica pero esa era mi gran oportunidad, solo tenían que llegar las prácticas para poder alcanzar mi sueño tan preciado: POR FIN IBA A DESCUBRIR LO QUE TENÍAMOS DENTRO. No me conformaba con las fichas y libros de anatomía. A todo ello se le sumaba trato de pacientes a nivel público y privado, de todas las edades y en todas las especialidades, el trabajo natural y aplicación de técnicas mediante medios físicos y no químicos (algo que iba con mi forma de pensar en cuanto a medicación química y farmacológica) y fue cuando me di cuenta de que no quería estudiar medicina y que siempre había soñado con ser fisioterapeuta aunque no lo supiese.

Empecé una época maravillosa, conocí gente increíble y aprendí de muchos profesores tanto sobre lo que tenía que hacer como lo que no y cuatro años de mi vida pasaron como cuatro estaciones, en un suspiro me había graduado y estaba de vuelta a mi gran ciudad con un título y sin un trabajo.

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