Seguro que muchos de vosotros habréis oído hablar de la fascitis plantar y lo fastidiosa que puede llegar a ser o lo habréis sufrido en vuestras carnes... pues bien, a continuación, os hablo a cerca de dicha patología y algunos consejos que os pueden ser útiles para prevenirla y para tratarla.
La fascitis plantar hace referencia, cuyo nombre indica, a la inflamación de la fascia del pie en la zona de la planta.
Es un tejido rígido y con poco aporte sanguíneo que colabora en dar la estructura al puente del pie así como su firmeza. Cuando el apoyo plantar no es el correcto o hay un aumento de peso (entre otros) la fascia debe soportar demasiada carga y debido al sobreesfuerzo puede verse lesionada llegando a dicho estado de inflamación.
Lo que no se valora es que dicha fascitis puede estar provocada por otras estructuras como es el gemelo y el soleo (músculos de la pantorrilla de la pierna). Dichos músculos tienen su origen en tibia y rodilla por parte posterior y se anclan en el hueso del talón (calcáneo), por tanto, si tenemos un acortamiento o contractura/sobrecarga en dichos músculos esta repercute en nuestro apoyo plantar provocando que la fascia no trabaje en su estado habitual y pueda derivar en dicho problema.
Es recomendable "hacer caso" a los dolores que aparecen en las pantorrillas y no dejarlos pasar porque es cuestión de tiempo que nos aparezcan problemas en los pies que cuestan mucho de tratar y el paciente llega a desesperarse.
Simplemente el trabajo con la fisioterapia sobre la zona ya puede prevenir y curar muchos de los dichos problemas y tratar la fascitis en el caso de haberla alcanzado. Cuando la fascitis es persistente y no es posible acabar de solucionarla con fisioterapia existen otros tratamientos de otros profesionales como la podología y con dicho trabajo en conjunto se acaba solucionando el problema.
Rebeca March Gomis, fisioterapeuta deportiva.
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